Cuántas veces has oído la frase: “es que así soy yo” o peor aun “soy así porque me hicieron X cosa”, para justificar una mala actitud.
Las personas solemos excusarnos por todo y siempre buscamos a un responsable de nuestras actitudes o comportamientos. Se nos hace más fácil evadir responsabilidades que asumirlas y a todo acto o conducta errónea le ponemos un porqué.
¿Cuánto daño hacemos a los demás por esta tonta actitud? Si pensáramos un momento y reconociéramos que somos seres cambiantes y en constante proceso de crecimiento, no solo físico sino también mental, emocional y espiritual; entendiéramos que aquello que en algún momento nos hizo daño y nos condujo a tomar malas actitudes, puede cambiar y mejorar. Es que no solo sería positivo para quienes nos rodean, sino que además nos mostraríamos como personas maduras y capaces de resolver y solucionar situaciones que nos afectan.
Actitud de un cristiano
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Romanos 12:2
En el capítulo 12 del libro de los Romanos se habla de los deberes que el Señor nos ordena para ser buenos cristianos, en el versículo 2 se nos exhorta a no permanecer anclados ante una situación, nuestro objetivo a de ser el de lograr la transformación y renovar constantemente nuestro entendimiento y a su vez nuestras acciones y comportamientos.
Si en el pasado alguien te traicionó, no es correcto pensar que todo el que se acerque a ti tiene las mismas intenciones y vivir con desconfianza y recelo, por el contrario, absorbe lo bueno de cada experiencia vivida y renueva tus pensamientos, pon toda tu confianza en Dios y atrévete a cambiar, a ser cada día mejor, a ser luz en el mundo y así reconocerás que la voluntad de Dios siempre es buena, agradable y sobre todo perfecta.
Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz
Efesios 5:8
