El Encaje Perfecto
Como discípulos de Jesús necesitamos estar en un constante crecimiento, para llegar a la medida del varón perfecto que es Jesús; quien representa la cabeza del cuerpo.
Para crecer en el Señor, es necesario que aprendamos hacerlo de forma correcta, esto implica estar sanos y practicar el amor. En ocasiones pensamos que crecer implica hacer aquellas cosas que el resto de la sociedad hace, y no necesariamente es así.
Por lo tanto primero debemos saber cuál es nuestra asignación, esto te permitirá crecer con confianza siguiendo las instrucciones escritas en la biblia.
Llevándolo al plano físico, un ejemplo sería el cerebro. Si éste no ejerce su función de forma correcta, entonces se ve afectado todo el cuerpo. Lo mismo ocurre en el área espiritual al no cumplir lo que estamos llamados a hacer.
Hablar la verdad con amor, nos permite parecernos más a Cristo.
«Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada parte, al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor.” (Efesios 4: 16)
Mente sana: Cuerpo sano.
Si un área del cuerpo se encuentra desajustado porque no está cumpliendo con su función, éste está impidiendo el desarrollo de los demás, y ocasiona que el cuerpo espiritual no crezca. Si yo tengo un corazón que no está sano, es decir, lleno rencor, odio, envidia, contienda, celos, entre otros sentimientos, estoy afectando a los demás órganos del cuerpo, por lo tanto impido que otros crezcan.
Como parte del cuerpo de Cristo, no podemos dejarnos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad, debemos saber quienes somos y a quien pertenecemos.
Una persona clara y entendida, sabe que para crecer y llegar a la medida perfecta se necesita estar sanos y llenos de amor, de esta forma encajaremos perfectamente y no seremos de tropiezo para que otros se desarrollen.