Considero el ejercicio de la profesión docente el más noble y hermoso de los oficios. El compartir de conocimientos que se da dentro del aula constituye una experiencia única e inolvidable tanto para el maestro como para los estudiantes; esta etapa de nuestras vidas la recordaremos por siempre.
Es por eso que la actuación del docente o maestro dentro del proceso enseñanza-aprendizaje es de gran responsabilidad puesto que en ella están inmersos los roles de guiar, orientar y ayudar a sus discípulos en la adquisición de nuevos conocimientos que perduraran por el resto de sus vidas.
Ante los nuevos retos que se presentan a diario en materia educativa se requiere de una preparación integral por parte del maestro a fin de cumplir con los requerimientos que exige la sociedad en todos los aspectos; ya sea de forma virtual o presencial.
Dentro de esta preparación están inmersos los valores humanos, es por eso que nuestro trabajo estará siempre enfocado hacia la verdad, la justicia y la paz.
De allí que el maestro está llamado a ser como lo hizo nuestro señor Jesucristo, una persona capaz de conducir a sus discípulos por el camino de la verdad, el respeto y el amor al Padre. Mostrándoles la luz que conduce al bienestar de la humanidad entera.
Como docentes debe animarnos y fortalecernos la fe en Dios. Además de esto debemos sentir la alegría y el gozo de saber que fuimos elegidos para cumplir la misma misión de Jesús. Regocijémonos cuando nos llamen MAESTRO.
14 Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios…
Marcos 12:14