Existen estudios que demuestran que las personas que son incapaces de pronunciar la palabra “gracias” progresivamente pierden su potencial para crear relaciones satisfactorias e incluso realizarse a sí mismos como personas.
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18)
Ahora imagina a una persona que constantemente se queja, critica y además es amargada.
¿Cómo crees que será su vida y relación con las personas? En mi opinión nada buena, el solo hecho de imaginarlo me parece triste ver a alguien en esa condición.
Algunos estudios han determinado que una persona amargada puede reflejar en su área física presión arterial alta, enfermedades cardiacas, insomnio y hasta desordenes estomacales.
A nivel emocional muchos presentan inseguridad, ansiedad, depresión y temor. ¿Impresionante no?
Es necesario aprender a darle el valor correcto a todo; disponer nuestro corazón para agradecer hace que nuestra vida torne un giro y nos lleve a la plataforma de “La gratitud”
Dar gracias en todo nos hace reconocer que Dios es soberano, que todo lo que ocurre conforme a su voluntad es bueno para nosotros.
Cuando cultivamos la gratitud en nuestras vidas, nos sentimos bien con nosotros mismos y por ende agradamos a Dios.
Cada vez que sientas la necesidad de irte a la plataforma incorrecta de la queja e ingratitud, recuerda lo que dice su palabra “Dad gracias en todo”. Hay personas que están pasando por situaciones fuertes en su vida pero han entendido que es un tiempo de dar gracias a Dios.
¡Una persona agradecida estará siempre en la plataforma correcta que lo conducirá al éxito!