Salmos 40:8
“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. ¿Acaso le fue fácil a David hacer la voluntad de Dios en medio de persecuciones, ataques y momentos difíciles? La biblia lo presenta como un hombre con un corazón conforme a la voluntad de Dios.
(Hechos 13:22), hombre entendido que guardaba su ley, ejercitó su confianza en Jehová en cada etapa de su vida. El salmo 40:8 tiene dos frases, la primera se resumen en: Me agrada hacer tu voluntad. Y la segunda dice: Tu ley está en medio de mi corazón.
Ahora bien, ¿Cómo sabemos cuál es la voluntad de Dios? ¿Cómo reconocemos que lo que estamos viviendo o haciendo es “bueno, agradable y perfecto” (Romanos 12:2)?
Es importante saber lo que Dios quiere para nosotros, pues esto nos permitirá hacer lo que le agrada y conocerlo más. Antes de tomar decisiones es necesario que consultemos con Dios lo que deseamos hacer, de este modo recibiremos respuesta y el mismo Espíritu Santo lo hará sentir ya que Dios es quien produce en nosotros tanto el querer como el hacer. (Filipenses 2:13)
En ocasiones no todo parecerá bueno, agradable y mucho menos perfecto, pero si decidimos hacer la voluntad de Dios, en un determinado momento entenderemos el por qué de tal motivo. Recordemos que para comprobar la voluntad de Dios, es necesario renovar nuestro entendimiento.
Vayamos a la palabra en Juan 5:30, observamos al mismo Jesús diciendo “No puedo yo hacer nada por mi mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.” Cuando estamos en Cristo, en nosotros se produce el mismo deseo, buscar hacer la voluntad del Padre y eso implica ser justos, renunciando cada día a nuestros propios deseos, a la pasada manera de vivir que no es provechosa.
Romanos 8:28
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Hay situaciones que nos capacitan para buenas obras y nos enseñan a discernir lo que es correcto y agrada a Dios.
No te preocupes si no logras identificar la voluntad de Dios, pídele al Espíritu Santo que renueve tu mente cada día, de tal forma que sepas comprobar cuál es la voluntad de Dios, la cual es buena, agradable y perfecta. Procura mantener una comunión constante con el Señor y escudriñar sus escrituras, pues estas te conducirán al camino correcto.