A cuantos les ha pasado que de un momento a otro, con razón e incluso sin razón hemos declarado: -Me siento enojado-
El enojo es un estado emocional que varía de intensidad. Varía desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa.
No es un sentimiento que quisiéramos tener todos los días, en todo momento ni en todo lugar. Sin embargo puede llegar un punto de nuestras vidas en el que lo sintamos constantemente y nos quite mucho tiempo valioso de vida.
El enojo usualmente es una respuesta a algo que sucedió y no fue de nuestro agrado, pero que si no sanamos a tiempo va a ir tomando más espacio en nuestra vida.
Pongamos un ejemplo:
La mamá de Marta le pidió que fuese a buscar un cuaderno en su cuarto para hacer la tarea. Marta no le hace caso por estar distraída y su madre le dice una, dos e incluso tres veces que debe hacerlo. Hasta que su mamá se enoja a tal punto que puede llegar a gritar e incluso pegarle a la jovencita.
Esta mamá llegó al punto máximo de su paciencia y el enojo salió a flote, todo por un cuaderno que pudieron buscar tranquilamente y sin mayores contratiempos.
Incluso hay ocasiones donde nos sentimos enojados a tal punto de maltratar a alguien verbalmente y cuando pasan los días no sabemos por qué teníamos tanto enojo, pero ahora herimos a alguien que nos importa mucho y no sabemos cómo cambiar la situación.
Salmo 37:8 dice:
Refrena tu enojo, abandona la ira;
No te irrites, pues esto conduce al mal.
A fin de cuentas, el enojo no trae nada beneficioso a nuestras vidas, sino todo lo contrario, nos lleva a separarnos de aquellas personas que amamos y que de momento pudieron equivocarse o no cubrieron nuestras expectativas.
Si en este momento has declarado: -Me siento enojado- y no sabes cómo refrenarlo. Te invito a que ¡respires! Sí, toma un respiro un momento, cinco, diez, quince minutos de respiro y pregúntate ¿Por qué estoy tan enojado?
Ahora, comienza lentamente a agradecer por abrir los ojos el día de hoy, por tener un lugar donde estar, por tener vista, por poder hablar, por escuchar, tocar, sentir y saborear.
Agradece eso que tienes, a esas personas que están contigo. y comienza a ver si aquello que te causó el enojo tiene solución. Si la tiene, entonces ¡Que bendición! Pero si no la tiene, entonces ¿Por qué estar tan enojados?