Una palabra a tiempo que nos lleve a la solución de lo que nos aqueja es de las cosas más gratificantes, aunque en ocasiones llega alguien con el consejo apropiado pero no nos gusta la manera que nos lleva a la solución, de ahí la frase que dice: “Un buen consejo sin obediencia no sirve de nada”.
La historia de una jovencita del pueblo de Israel que fue llevada cautiva a Siria y puesta al servicio de la casa de un general del ejército y cuya palabras oportunas cambió el rumbo de la vida de muchas personas, me llena de emoción.
Naamán el guerrero escucha a una niña israelita
Sucedió unos 950 años antes de Cristo, éste relato se encuentra en el segundo libro de Reyes capítulo 5 del verso 1 al 15, aunque no se menciona el nombre de esta niña por que no es tan importante como el resultado de su intervención, esta joven vino a ser esclava de la esposa de Naamán general exitoso del ejército de Siria y muy apreciado por el rey y sus subalternos, en ese tiempo, Naamán, su familia y allegados estaban muy afligidos; una desgracia los aquejaba, al general le habían diagnosticado la enfermedad más temible de la época, tenía lepra, un mal sin solución; un leproso era una persona rechazada y tenía que alejarse de la comunidad hasta que su cuerpo en deterioro progresivo dejará de vivir.
Naamán estaba muerto, ni el rey ni ninguna de sus grandes victorias podría salvarlo de su desgracia, pronto estaría vagando por las afueras de la ciudad como un mendigo, aunque el general y su esposa habían tratado de guardar el secreto durante algún tiempo, pronto sería conocido hasta por la servidumbre incluyendo la niña sierva de la señora quien se había encariñado con los amos.
La joven al conocer la horrible situación de su amo, recordó que en su pueblo cuando surgen los problemas, se llevan a Dios a través del profeta que es el servidor de Dios en la tierra, el profeta es muy honrado por el pueblo y recuerda que sus padres lo apreciaban mucho; por esto la joven se acerca a su ama y de manera muy segura y espontanea le dice: «si mi señor fuera al profeta que está en Samaria, él le curaría de su lepra», unas palabras tan sencillas pero tan oportunas, ¡Que gran cambio produjeron en una vida, en una familia y en una nación!
No había nada que perder; con la aprobación del rey y con mucha esperanza, Naamán se encamina a buscar la ayuda del profeta de Israel.
Cuando vuelve de su experiencia con el profeta de Dios, no solamente fue curado de su enfermedad si no que su sanidad fue más profunda, su corazón había sido transformado, su mente había sido renovada y su forma de ver la vida y a las personas adquirió más valor, ahora confía en el Dios de Israel y lleva nuevos proyectos para su familia con DIOS como el Señor de su vida.
Solo por qué una insignificante esclava lo orientó con un oportuno consejo.
Cuántos a tu alrededor están tan desesperados como Naamán, sin esperanza, sin saber qué hacer, esperando la orientación de alguien como tú, que le lleve unas palabras oportunas, que le guíe a una vida libre y feliz con el corazón motivado por el Dios de Israel en la persona de Jesucristo su Hijo.
