Mis pensamientos y vuestros pensamientos
A todos nos gustan los pensamientos alegres, los buenos momentos que hemos vivido, como los paseos, las celebraciones, los cumpleaños y banquetes y esperamos estas fechas para disfrutar y hacer fiestas.
No nos gustan los fracasos, las tragedias, las desgracias, las enfermedades y los funerales.
¿Qué provecho tiene para nuestra vida una fiesta o una salida nocturna para divertirnos? ¿Nos ayudará a crecer en alguna área de nuestra vida, sea en lo intelectual, en lo espiritual o en el área de la salud? Cuando asistimos a una fiesta muchas veces olvidamos las normas y modales, hacemos o decimos cosas que no deberíamos, actuamos de una manera tonta por congraciarnos con los amigos y dejamos de lado la prudencia y el buen comportamiento olvidando la sabiduría.
Eclesiastés 7: 1 – 4
1Vale más el buen nombre
que el buen perfume.
Vale más el día en que se muere
que el día en que se nace.
2 Vale más ir a un funeral
que a un festival.
La muerte es el fin de todo hombre, y los que viven debieran tenerlo presente.
3 Vale más llorar que reír;
pues entristece el rostro,
pero le hace bien al corazón.
4 El sabio tiene presente la muerte;
el necio solo piensa en la diversión.
En este texto, encontramos la manera como Dios nos enseña a crecer, a madurar, nos hace acercarnos a Él a través de experiencias difíciles.
Es un pasaje humanamente ilógico y desagradable para los de espíritu alegre, que somos casi todos.
Y ¿Qué le deja un fracaso a nuestra vida?
Nos deja una enseñanza, nos obliga a re inventar, nos guía a crear algo diferente, nos lleva a estudiar e investigar más y nos empuja a buscar a Dios.
¿Qué nos deja una desgracia?
Nos lleva a valorar las cosas que nos han costado esfuerzo, a valorar a las personas, a valorar la prudencia y las normas y a pedirle ayuda a Dios.
¿Qué nos enseña una enfermedad?
A no comer cualquier cosa, a cuidar nuestro cuerpo y a ejercitarlo, a valorar la riqueza de una buena salud, a ser agradecido con quien me cuida en el quebranto y a acercarme a Dios pidiéndole humildemente por mi salud.
¿Qué aprendemos en un funeral?
Recordamos que somos frágiles, que la vida no es nuestra y que el Creador decide sobre ella, que cada día debemos estar a cuentas con Dios y que algún día estaremos ocupando el lugar del difunto.
En una fiesta nuestro objetivo es disfrutar y olvidarnos de todo.
En una tragedia nos humillamos, reconocemos que nada es duradero y nos avocamos a buscar a Dios.
No es que no debamos disfrutar de nuestras fiestas familiares y sociales, solo que Dios nos quiere hacer ver las realidades desde su punto de vista.
Resumo diciendo que cada aflicción que Dios permite en nuestras vidas es una invitación, para que hablemos con El, para llevarnos a crecer y pulir nuestra FE, mostrarnos amor, su cuidado y ubicarnos en un peldaño más arriba.
Dios quiere que lo busquemos, que le pidamos.
Él no se cansa de oírnos, Él al contrario nos motiva a orar mas, a buscarlo. Él nos conduce hacia el crecimiento integral.
3 “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”.
15 Los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos, atentos a sus oraciones;