Cuando suceden cosas injustas y más cuando el grado de lo ocurrido es alto inmediatamente decimos ¡Quiero justicia!. Algunos tienen el atrevimiento de hacerlo por su propia cuenta, sabiendo que Dios es quien lo hace y es ahí cuando las cosas no marchan como deberían.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. (Romanos 1:17)
La justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, está vigente a sus fieles. En la palabra Él dice que suya es la venganza, Él pagará.
Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados. (Salmos 37:28)
Debemos tener siempre la confianza ante cualquier circunstancia que Dios es quien pelea nuestras batallas, que es Él quien nos defiende. Quizás pienses que hubo momentos en tu vida donde no viste obrar la justicia de Dios pero hoy te digo que sí, jamás dudes de ello.
La palabra “Quiero justicia” cuando conoces a Dios, le amas y sirves, se transforma cuando vas a la presencia de Dios con un corazón humilde y sencillo. Dios por medio de tu confianza se manifiesta a fin de que su nombre se glorifique.
Amemos la justicia, porque así como Dios la ejerce a favor nuestro, también debemos aplicarlas nosotros al ser justos con las demás personas. Recordemos que Dios no puede ser burlado, cada quien cosechará lo que siembra.
