Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. (Hebreos 4:13)
¿Cuándo nadie te ve como sueles ser? ¿Sigues siendo esa persona amable, atenta y amorosa que todos admiran?
En ocasiones pensamos que estamos a salvo porque nadie nos vio, nuestra falla quedó oculta y que lo que pensamos nadie lo escuchó. ¿Te ha pasado? Pues a mí sí, pero inmediatamente recuerdo que nada hay oculto delante de Él, y aún cuando nadie me vio, Dios si y mi ser se siente en vergüenza y pido perdón a Dios por lo que pensé o hice.
Qué bueno es tener este versículo presente independientemente de la situación, seas tú quien dijo o hizo algo, sea otra persona quien cometió tal falta o dijo cosas que no son. Lo cierto de todo es que este verso muestra que nada hay oculto ante Dios, todo es visible ante Él.
Puedes ser de una forma delante de las personas y otra muy distinta cuando nadie te ve, como puede ser que sigues siendo el mismo porque tu intención siempre es agradar a Dios.
Cada acto que hacemos, cada palabra que decimos, es necesario que tengamos en cuenta que ante el REY, ante Dios, es visible, no hay ni más ni menos de lo que se mostró. Él ve todo tal cual se muestra, ni quita ni añade.
Cuán importante es tener una vida integra delante de Dios primeramente y a su vez delante de las personas. Si cometemos faltas, es necesario tener la capacidad y valentía de reconocer y enfrentar lo que sea a fin de agradar a Dios en todo.
Que satisfactorio es que al momento que el Señor tenga que aplicar su justicia, tú y yo estemos del lado correcto, que cuando se exponga todo, estemos a cuentas con el Señor. Cada día debemos procurar estar bien.
Ahora, si te preguntas ¿Qué hay de aquellos que han hecho algo y hasta ahora nadie lo ha sabido?
Recuerda esto: “antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”
La justicia y la venganza las ejecuta el Señor. ¡Nada queda oculto ante Él!
