Levántate, toma tu lecho y anda
¿Cuántas veces te has encontrado en determinadas situaciones sin salida? En ocasiones debido a nuestras limitaciones mentales no vemos la oportunidad que nos presenta Jesús porque estamos encerrados en nuestro problema.
Este tipo de situación podemos observarla en Juan 5 con la historia del paralítico de Betesda, un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
¿Acaso Jesús no sabía el tiempo que tenía enfermo y los pensamientos de este hombre cada vez que veía como una persona era sana y él no?
En ocasiones debido a cosas que suceden y suelen volverse un ciclo repetitivo, pensamos que nuestra vida no dará un giro. A veces como personas llegamos a pensar que será imposible que ocurra un milagro y dejamos de creer y mirar a Jesús.
“Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.” (Juan 5:6-7)
Jesús no le pregunto su situación, Jesús solo le preguntó ¿Quieres ser sano? Pero este paralitico no entendió la pregunta sino que inmediatamente le manifiesta su problema.
Jesús sabía cuál era el problema del paralitico, pero también sabía el poder que tenía para declarar una palabra y que todo fuese transformado.
A veces así somos nosotros, Jesús nos pregunta si queremos ser sanos y nosotros sólo le mostramos cuan dolora es la herida o lo difícil que estamos pasando, obviando lo que Él es capaz de hacer en nosotros.
Jesús no está preguntando hoy el porqué de tu parálisis, Él hoy te pregunta ¿Quieres ser sano?
Por un momento, deja de ver tu parálisis corporal, mental, económica y espiritual. Deja de ver lo oscuro de tu situación, deja de ver el suelo y tus pies.
Levanta tu mirada a Dios y escucha lo que te está diciendo en Su palabra: ¿Quieres ser sano? ¿Cuál es tu respuesta a Su pregunta?
Es tiempo de levantarte y vivir con la esperanza de recibir tu milagro, sanidad o lo que tanto has esperado. No permitas que tus limitaciones impidan recibir lo que Dios tiene para ti.
Hoy Jesús te dice: ¡¡¡Levántate, toma tu lecho, y anda!!!