Devocionales

Por medio de él, todos los que creen quedan perdonados. Hechos 13.39 (Dhh)

El pecado es un gran problema. Se introduce sigilosamente en nuestras vidas, distorsiona nuestro punto de vista e influye en nuestras decisiones. Dios sabía que ninguno de nosotros podría derrotar por cuenta propia el poder del pecado, así que envió a su Hijo al mundo a fin de conquistarlo.

Para los que hemos recibido a Jesús como Señor y Salvador, esa victoria ha eliminado de nuestras vidas el castigo por el pecado.

Sin embargo, por desdicha, el hecho de que hayamos recibido a Cristo como Salvador no impide necesariamente que pequemos. No obstante, podemos hallar la victoria sobre el pecado andando a diario con el Señor.

¿Cómo hacemos esto? Debemos ser francos con Jesús en cuanto a nuestro pecado e invitarlo a que use su poder purificador en las partes más oscuras de nuestras vidas.

Concordamos con el Señor y decimos que nuestro comportamiento es impío; le permitimos que transforme nuestra manera de pensar; identificamos —con la ayuda del Espíritu— lo que le agradaría; y, con su poder, damos pasos para alejarnos del pecado y andar en santidad.

Usted también puede tener libertad del pecado. Confíe en que Jesús le enseña cómo alejarse de su conducta antigua y le da la victoria.

Señor, ayúdame a alejarme de mi pecado y enséñame a andar en tu justicia. Amén.
En su presencia… halle la victoria sobre el pecado.

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